En el Norte del Cauca, en Colombia, se vive un espiral de guerra y paz. Tres años después de la firma del Acuerdo de Paz la guerra se libra por la presencia de cultivos de uso ilícito, la disputa de grupos armados por las rutas de narcotráfico y el reclutamiento. Y con el acuerdo, los retos de su implementación salen a flote. De un lado, los excombatientes de las Farc vuelven a sus comunidades, pasan por procesos de reincorporación, en medio del rechazo de muchas comunidades indígenas y desarrollan proyectos productivos para su subsistencia. Del otro, los Nasa libran una lucha por la defensa del territorio y en contra de la producción de coca y marihuana usadas para producir droga por grupos ilegales.
En Octubre de 2019, familiares e indígenas de la comunidad Nasa se despidieron de Cristina Bautista, la neehwe'sx o gobernadora indígena Nasa del municipio de Tacueyó quien fue asesinada en una masacre junto a cuatro personas más de la Guardia Indígena. La masacre en la que murió la lideresa Cristina atrajo la atención nacional sobre el departamento del Cauca.
En medio del torbellino, la Guardia Indígena sigue defendiendo su territorio, sin armas. A través de la palabra y las manifestaciones se han enfrentado a los actores armados legales e ilegales, las economías extractivistas y los laboratorios de procesamiento de droga.